DIFERENCIA ENTRE DEMENCIA Y ALZHEIMER
Todas las demencias empiezan con pequeños despistes, que van haciéndose cada vez más llamativos según avanza la enfermedad.
Llega un momento en que será importante para nosotros ponerle nombre al trastorno. Para comprenderlo mejor, para poder buscar información, para buscar recursos que nos ayuden a sobrellevar la situación y para poder anticiparnos a las siguientes etapas.
¿Demencia o Alzheimer?
Ambas se engloban dentro del término demencia pero, según su nivel de evolución, conllevan características y síntomas que las convierten en enfermedades diferentes.
Así mismo, tanto la demencia como el Alzheimer se engloban dentro de las denominadas enfermedades neurológicas. Ambas son irreversibles y degenerativas, lo que implica que las funciones orgánicas dañadas o perdidas del paciente no se regenerarán.
La diferencia es que, en el caso del Alzheimer, éste degenera hasta provocar la muerte de la persona en la mayoría de los casos, mientras que la demencia no es causa directa de fallecimiento.
En cuanto a las causas, en el caso del Alzheimer éstas son desconocidas, pero en la demencia puede ser la secuela de una infección, del consumo de drogas, de tumores, de otras patologías como el Parkinson u otras de carácter degenerativo.
En ambos casos, mantener niveles de presión arterial altos o ser mujer pueden ser factores de riesgo.
La vida saludable y una buena dieta pueden tener una relación favorable con estas enfermedades degenerativas.
Por otro lado, tanto las personas con demencia como aquellas que tienen Alzheimer, poseen una misma percepción de la realidad y sólo existen diferencias en los síntomas dependiendo de la fase en la que se encuentre el paciente.
En conclusión, ambas se engloban dentro del término demencia pero, según su nivel de evolución, conllevan características y síntomas que las convierten en enfermedades diferentes.
No existen medidas preventivas que puedan evitar la aparición de ambas afecciones, aparte de las medidas que pueden aplicarse a la vida cotidiana: seguir una alimentación saludable o realizar ejercicio rutinario.
Lo único que se puede hacer es retrasar al máximo el momento demencia de la enfermedad, para que, de esta manera, se pueda evitar la dependencia.
Para ello, es necesario implicar al paciente en un estilo de vida saludable, controlar los factores de riesgo cardiovascular o fomentar sus funciones cognitivas.
En el momento en el que la persona padezca demencia o Alzheimer, los especialistas deben recomendar a sus familiares que empleen un lenguaje claro y sencillo y, sobre todo, que eviten los reproches.
El consejo principal es que los cuidadores traten de orientar al paciente a la realidad, de forma pausada y sin forzarle, a través del refuerzo positivo. Que se apoyen en las asociaciones y que utilicen juegos para mantener la actividad cerebral al máximo.
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Información avalada por el Colegio de Notarios de Cataluña.
Fuente: Fundación Pasqual Maragall
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