MENÚS PARA MAYORES
Con la edad, el aporte calórico que necesitamos va disminuyendo debido a una menor tasa metabólica basal y a una menor actividad física. Por eso, estos menús para personas mayores están basados en una dieta sana, consiguiendo además un adecuado aporte de nutrientes (especialmente proteínas, minerales y vitaminas). ¡No busques más!PARAPUPAS te envía comida casera de acuerdo a menús diseñados especialmente para mayores, en 48 horas a toda la Península.
Las raciones de los platos son abundantes (300-350 gramos), por lo que están pensadas para cada comida. Los menús, a pesar de estar diseñados para comida y cena, suelen durar hasta dos semanas.
ADEMÁS TENEMOS LA MEJOR RELACIÓN CALIDAD – PRECIO DEL MERCADO
Cocinamos para ti
Menú a Domicilio Para Personas Mayores: Nuestros chefs y nuestra nutricionista elaboran menús a domicilio sólo con ingredientes naturales, sin conservantes ni aditivos. Una vez hemos cocinado los platos de la manera tradicional, se enfrían y se envasan al vacío para mantener su sabor, textura y propiedades nutricionales durante 30 días.
El plazo de entrega desde que haces el pedido es de entre 48-72 horas de lunes a viernes (excepto festivos). Nuestros platos se transportan en frío y se deben guardar en el frigorífico hasta el momento de su consumo. Recuerda que tienes 30 días para disfrutar de todo el sabor de nuestros platos.
¿Cuántos platos vienen? ¿Cuánto tiempo duran?
Estos menús y estos platos varían con cierta frecuencia, en función de los productos de temporada, por lo que si lo desean pueden solicitarnos la actualización de la carta antes de hacer el pedido.
Son platos envasados al vacío y enviados en transporte especial para no romper la cadena de frio. Aguantan en el frigorífico hasta un mes sin consumir. Para ponerlo en la mesa solo debes calentarlo al micro-ondas (pinchando el plástico protector) o simplemente en el fuego con una cazuelita.
Los menú de 14 platos son para una semana. Incluyen 7 primeros platos y 7 segundos platos o según el apetito, para comidas y cenas. Hemos realizado esta selección para facilitar el trabajo a los comensales, pero, por supuesto, pueden seleccionar sus propios platos.
Una historia muy personal
Por Arancha Guerrero. Esta sección me llega especialmente al corazón. Mis abuelos fueron totalmente autónomos hasta los ochenta y muchos años. Mi abuelo cuidó de mi, de mis hermanos y de mis hijos casi hasta que nos dejó.
Mi abuela y mi abuelo deseaban vivir solos en su hogar de siempre y la familia trató de satisfacer sus deseos, así que buscamos todas las soluciones posibles para que lo que necesitaran lo tuvieran en su casa.
Cuando la abuela se rompió la cadera adaptamos el baño. Quitamos la bañera y pusimos una ducha.
Ellos vivían en una casita y su dormitorio estaba en la planta de arriba. Nos encargamos de reorganizar su hogar y les pusimos un dormitorio donde antes tenían el salón en la planta de abajo. Estaban más achuchados de espacio pero era suficiente y entendieron que era la única solución.
Nos informamos en el centro de asuntos sociales sobre los derechos de los dependientes y nos enviaron a casa a una mujer encantadora que todos los días bañaba a mi abuela, controlaba la medicación y al terminar se sentaba a su lado para escuchar sus historias (mi abuelo no tenía ninguna de esas necesidades). Cuando llegó el buen tiempo mi abuela y ella salían a dar un paseíto. Esto liberó muchísimo a mi abuelo y le permitió volver a echar el julepe con sus amigos de siempre en el bar del barrio.
Poco tiempo después la abuela empezó a tener pequeños despistes. No tenían mucha importancia pero la gente mayor tiene una vida muy estructurada y hay que entender que salirse de esta estructura, aunque sea levemente, les descoloca e incluso les desorienta un poco.
Resultó que a la abuela a veces se le quemaba la comida o se le olvidaba encender el horno. Y esto acarreaba que el abuelo no podía comer a la hora a la que desde hacía casi 90 años estaba acostumbrado. Esto supuso un conflicto.
Los abuelos no querían meter en casa a una asistenta más horas y no querían salir de su casa.
Pero encontramos una solución magnífica.
Resultó que había una empresa que elaboraba estupendos menús diarios. Dietas muy bien estudiadas, sanas, completas y variadas. Y lo mejor es que se enviaban a domicilio. Además de ello el precio no suponía mucho más de lo que ellos se gastaban elaborando su comida en casa. Y el abuelo no tenía que salir a las tiendas a comprar las verduras, las frutas y demás. No tenía que cargar con las bolsas. Ya no tenía que sufrir el traicionero clima burgalés para ir al mercado si no le apetecía. Y esto era importante con la edad que tenía.
Tenían menos conflictos, comían con cierto concierto -válgame la expresión- y tenían un tema nuevo de conversación. El menú de cada día. Les costó menos de una semana ver las ventajas del nuevo sistema.
Y para nosotros, la familia, fue un gran alivio.