El descanso mental y físico es una necesidad fisiológica fundamental. No satisfacer el sueño y el descanso es incompatible con la vida. Una persona adulta habrá pasado un tercio de su vida durmiendo o descansando.
Sin embargo, cuanto mayores nos hacemos, esa capacidad de descansar se complica debido a la aparición de molestias, dolores, incomodidad, etc. Además, debido a la falta de elasticidad y movilidad, sentarse y levantarse del sillón o de la cama comienza a convertirse en un completo reto.