JUEGOS EN FAMILIA

Nos encontramos en pleno ESTADO DE ALARMA. En confinamiento por el terrible coronavirus. Los días pasan y se nos acaban los armarios que ordenar, la limpieza general, ya nos aburre la tele con las mismas noticias día tras día.

Y comenzamos a intuir que este momento puede ser una bonita oportunidad para estrechar lazos con nuestra familia. Nuestros valores pueden cambiar. A mejor.

Hay que ser optimistas. El drama está ahí, El riesgo está ahí. Pero nuestros seres queridos, y nosotros mismos, estamos aquí. Y hay que tratar de sobrellevar la situación, a ser posible, con una sonrisa. Por nosotros mismos. Pero también por ellos.

Los juegos son una de esas actividades que os recomendamos. Especialmente en estos momentos hay que idear actividades para compartir nuestro tiempo con las personas que conviven con nosotros. Hay que ser imaginativos.

Los juegos fomentan la sociabilidad, activan la mente, son una gran fuente de entretenimiento y diversión y mejoran la positividad.

Aquí te traemos una lista de juegos para toda la familia con los que los más mayores podrán jugar con los más pequeños y con el resto de la familia.

JUEGOS PARA COMPARTIR CON LOS NIETOS

  1. Hojear álbumes de fotos. Nadie como los abuelos conoce la historia de la familia y nada como un álbum de fotos para despertar recuerdos y arrancar historias interminables.

  2. Hacer postres. Galletas, islas flotantes, flanes… todas las abuelas tienen alguna receta secreta de riquísimos postres.

  3. Contar las travesuras de papá. “Abuelo, cuéntame las travesuras de papá de pequeño.” A esta petición no hay quien se resista.

  4. Enseñar a los nietos rimas y canciones de toda la vida. Trabalenguas, adivinanzas, rimas, canciones de cuna… pertenecen a la cultura popular y seducen a todas las generaciones.

  5. Papá y mamá antes de mi llegada. A los niños les cuesta entender que hubo un antes y un después de su nacimiento. Descubrir cómo se conocieron sus padres es todo un acontecimiento.

  6. Contar cuentos. Los abuelos son fuentes inagotables de relatos inventados o no.

  7. Plantar. Meter legumbres en un algodón humedecido para que germinen, plantar semillas en una maceta, hacer esquejes de geranios… son actividades que requieren paciencia y sentido de la observación.

  8. Aprender a coser y tricotar. Hacer una bufanda para la muñeca, escribir su nombre en punto de cruz o pegar un botón, sólo lo puede enseñar una abuela.

  9. Jugar al parchís, el dominio, las cartas. Con paciencia infinita, los abuelos enseñarán a los nietos los secretos de los juegos de regla.

  10. Manejar el ordenador. ¿Quién enseñará a quién? Poco importa mientras se pasa un rato juntos compartiendo y disfrutando.

Me gustaría pensar que vamos a aprender algo de todo esto. Siempre he disfrutado parándome a mirar en cualquier sitio. Mi hábitat natural, quizás, sea un bordillo y una bolsa de pipas en la mano.

Mi corazón retumba desde hace días por lo que están sufriendo tantas familias, pero también por la cantidad de héroes y heroínas que cada día se ponen la capa. La capa de limpiar, la de curar, la de cuidar, la de transportar comida del campo a la tienda, la capa del señor del camión de la basura, la del soldado, la de la tendera que, aunque tiene miedo, me atiende, ahora más que nunca, con una sonrisa. Todos amables, todos solícitos. Diría que hasta cariñosos.

Me siento en mi bordillo – ese bordillo que llevo dentro – con mis pipas. Y observo que, de pronto, un montón de vecinas se quitan la bata, y se ponen la capa para cuidar a sus vecinos. Otros vecinos le suben las bolsas al señor del segundo. “Para que no se ponga malito“, les dicen a los niños. Le hacen los recados. Otros aplauden al aire, otros intentan animar al vecindario. Muchos regalan sus artes. Otros, como yo, solo observan. Y buscamos entre las ventanas a algún vecino que puede que necesite nuestra ayuda. Cuidando, en la distancia, a nuestros semejantes.

Mira. Observa. La sociedad se está quitando la máscara y se está poniendo la capa. De balcón a balcón. Nos estamos empezando a dar cuenta de que no somos nada sin los demás.

Estamos pasando de crisálida a mariposa. MIRA. OBSERVA