El día 12 de mayo de 1994, Francesc Granja, jefe de ventas y marketing, conducía bajo la intensa lluvia por una carretera portuguesa cuando se topó con un accidente. “Giré el volante y el coche empezó a dar vueltas. Me rompí el cuello por la sexta cervical. Quedé tetrapléjico, puedo mover los hombros y los brazos, pero no las manos, así que necesito ayuda para vestirme, asearme, comer… Tenía 32 años, llevaba dos casado, pero el accidente supuso un golpe muy fuerte para nuestra relación. Estuve un año ingresado en el hospital y al regresar a casa, solo aguantamos otro más y nos separamos”.
Tras aquella desgracia, lo primero fue superar el duelo por la pérdida sufrida, en este caso una importante parte de la movilidad. Pero pasado un tiempo, volvió a recuperar sus sueños, sus deseos… también los sexuales. “Con mi mujer lo intenté al principio, los médicos me hablaban de penetración, de repetir el modelo genital, pero no funcionaba”. Probó con inyecciones en el pene y viagra para lograr la erección: “Al principio iba bien, pero no era lo que yo necesitaba, aunque a otros les pueda valer. Después de romper con mi esposa, de forma casual conocí a una persona que tenía una sensibilidad especial, investigué más allá de la genitalidad y empecé a sacarme el pene de la cabeza”. Así entendió que había una necesidad colectiva.
El año pasado, este catalán de 51 años, licenciado en Ciencias Empresariales, publicó un libro, ‘Vivir el sexo. El hombre que aprendió a vibrar’ (Ed. Luciérnaga, 2013), donde habla de todo esto, y montó en Barcelona Tandem Team, la primera asociación sin ánimo de lucro que promueve “la asistencia sexual” a personas discapacitadas ¿Qué significa esto? Que hace de intermediaria, de puente, para que puedan encontrar “a hombres y mujeres que quieran compartir con ellas su intimidad y su sexualidad”.
Francesc Granja no utiliza los servicios de esta iniciativa porque ahora mantiene una relación, “aunque en otras épocas los hubiera necesitado”. Existe ya en países como Suiza, Alemania, Holanda, Dinamarca o Bélgica; de hecho, Tandem Team ha recreado el modelo belga. Granja quiere aclarar que las personas con una minusvalía son capaces de dar y recibir sexualidad: “Hay quien nos dice que con discapacitados ha disfrutado de tanto o más placer que en otros casos; que una caricia puede despertar más gusto que una penetración”.
¿Cómo funciona? En Tandem Team reciben solicitudes tanto de asistentes como de usuarios. A los primeros se les hace una entrevista donde valoran sus capacidades, su disposición y lo que pueden ofrecer (límites en el intercambio sexual, disposición a asistir a discapacitados físicos, psíquicos…), y descartan a los que buscan una recompensa económica. “La mayoría es gente con mucha sensibilidad y mentalidad abierta, con experiencia en el campo social, enfermeras, asistentes personales que se encargan de la higiene, el cuidado personal, el acompañamiento…”. En tan solo un par de meses han facilitado más de veinte encuentros, todos satisfactorios. “Lo más curioso es que tenemos más solicitudes de asistentes, una veintena (trece hombres, uno de ellos homosexual, y siete mujeres). A los usuarios, que de momento llaman menos, seguramente porque deben vencer muchos tabúes, hay que decirles bien claro: ‘Hay personas que quieren compartir su sexualidad con usted'”.
Los ‘peros’
El primer encuentro es una cita entre ambos en una cafetería, sin intermediarios -la función de Tandem Team acaba cuando les ponen en contacto-, donde podrán conocerse, charlar de la vida y de sus gustos, de lo que están dispuestos a hacer o no, e incluso de si quieren que haya un pago por los servicios. Suelen ser dietas por desplazamientos o comida, como en asistencias personales de otro tipo. Es en este punto donde surgen las dudas: algunos lo comparan con la prostitución y nacen los ‘peros’. Ana (nombre ficticio) es una de las asistentes de Tandem Team: “He trabajado siempre con personas con diversidad funcional, acompañándolas, ayudándolas en la higiene… La Ley de Dependencia les reconoce la actividad sexual como un derecho más, el problema es cómo pueden llegar a ella. Tandem Team es un grupo humano de extraordinaria calidad. En mi caso, no cobro nada como contraprestación al sexo, solo dietas por desplazamientos… Los asistentes sexuales no pretendemos lucrarnos con esto. Yo no busco nada, comparto, amo porque tengo corazón, toco porque tengo piel… Cada usuario es diferente. Hay un gran vacío moral y legal, basta ya de barreras, cualquiera de nosotros puede verse al otro lado, privado de movilidad y de sexo, de afectos… Y yo siempre he sentido placer”.
“Nos llaman perversos -dice Francesc Granja-, aunque quizá lo que no saben es que, aunque sean casos excepcionales, hay padres de personas con discapacidad psíquica que tienen que encargarse de solucionar este problema a sus propios hijos, eso sí es tremendo. Hemos asistido a un par de familias en esta situación y están encantadas”. Legalmente no hay nada reconocido, “pero casi mejor, porque con los sentimientos es mejor que no se metan las instituciones”.
Jordi es un nombre inventado para uno de los usuarios de Tandem Team. Tiene 42 años y es parapléjico desde los veintitantos por culpa de un accidente de tráfico. “Y soy afortunado; tengo amigos con grandes discapacidades, con tetraplejias… Yo no puedo caminar, pero me arreglo sin ayuda. Ni siquiera he perdido la sensibilidad genital, aunque he aprendido mucho de otro tipo de sexualidad mejor, más afectiva. Después del duelo por la pérdida de la movilidad de tus piernas, y a pesar de mi suerte, te asaltan los miedos, las inseguridades sobre lo que pensará de ti la otra persona”. Tampoco resulta fácil ir a un bar a ligar. Y si, además, tiene que llevar siempre un colector de orina, heces, menstruación… Jordi considera que no todo el mundo está preparado para esto, “ni saben ni pueden afrontar el sexo con estos problemas. La figura del asistente sexual es imprescindible para muchos”.
También para él. Después de mucho tiempo sin relacionarse con nadie, se enteró del proyecto de Tandem Team. “Tuve ‘feeling’ con mi asistente desde el primer momento. Los que se dedican a esto tienen la sensibilidad necesaria, te entienden y eso te tranquiliza. Con la prostitución, el tema puede ser muy frío, nada que ver. Lo nuestro no deja de ser un encuentro como cualquier otro entre dos personas”. Y cuenta cómo los voluntarios trabajan desde el lado emocional, sensitivo, con cariño, lo que ayuda a vencer las barreras que se impone uno mismo.
Félix López, catedrático de Psicología de la Sexualidad, considera que “es bueno que exista la figura del asistente sexual”, aunque la palabra ‘necesaria’ le parece excesiva; cree que debe ser la persona con discapacidad la que demande este servicio: “Tampoco podemos pasar de reprimir la sexualidad a prescribir la obligación. Una cosa es que la actividad sexual sea saludable y otra que sea obligatoria”. López destaca que estas personas son “seres sexuados igual que los demás, aunque las personas con discapacidad intelectual (salvo los ‘borderline’) tienen dificultades para actuar con libertad y sin riesgos. Y por eso es necesario involucrar a la familia y a los profesionales”. Admite que con los discapacitados, en este sentido, hay auténticos dramas “por exceso de represión, porque asumen riesgos que no saben controlar, porque abusan de ellos, los explotan…”.
¿Jordi, hay posibilidad de enamorarse aquí? “Pues… sí, supongo, y por ambas partes. Como en cualquier otra relación”.
Fuente original: http://www.elcorreo.com/vizcaya/20140216/mas-actualidad/sociedad/dicen-discapacitados-sentido-tanto-201402121342.html
Ver también:
DIFERENCIA ENTRE DISCAPACIDAD Y DEPENDENCIA. VER
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